El Festival del Arroz con Leche
de Cabranes, del que tuve la suerte de disfrutar en persona, es una cita
ineludible para cualquier goloso. Una vez al año Santa Eulalia (Santolaya) de
Cabranes, en Asturias, cita a todo el que quiera disfrutar de este postre
típico de la provincia y con especial gusto en este concejo, experto en su
elaboración. Este festival celebrado el segundo domingo de mayo y declarado de
interés turístico regional convoca a concurso a todos los que crean que su
arroz con leche es el mejor de todas las que compiten año tras año.
-Las fiestas:
Este evento queda enmarcado en
las Fiestas Patronales de San Francisco de Paula, celebradas ese mismo fin de
semana, el segundo de mayo y que comienzan el mismo viernes.
Como es típico en casi todos los
pueblos españoles, se realiza la “coronación” de las reinas, que en este caso
es una imposición de bandas a la Xana, Xanina (evocando a las musas de la
mitología astur) y a las Damas de Honor. Se prosigue con el pregón a cargo del
cronista oficial del concejo, Enrique Monetina y con la colocación de un
paraguas en lo alto del árbol de la plaza del pueblo. Tradición que, según
dicen, sirve para espantar al famoso orbayu
(llovizna en asturiano), que año tras año acompaña a las fiestas en su
trascurso por el fin de semana.
Tras una traca de fuegos
artificiales comienza la parrillada de confraternización de todos los vecinos y
allegados a la villa para continuar con la verbena bien amenizada por la
orquesta y por la sidra que encharcó el suelo abundantemente.
Al día siguiente y tras un
costoso despertar, pude comprobar la tan bien ambientada “sesión vermú” (no sé
a qué se le debe el nombre, pues era sidra lo que llenaba los vasos). Por esas mismas horas los niños
podían disfrutar de juegos infantiles a cargo del Grupo de Teatro “Los Glayus”.
Por la tarde y después de una ligera comida, copa astur-cántabra de la
modalidad de bici BTT, que trascurría por el pueblo y sus bonitos y frondosos
bosques de los alrededores. De noche, más verbena, más sidra…
Al fin llega el día más esperado
de cualquier “morcillón” (como se conoce entre los pueblos vecinos a los
habitantes de la capital), el Festival del Arroz con Leche, que desde las diez
de la mañana abre sus puertas con un mercado astur y un pasacalles (me supongo
que para despertar a los remolones) de la Banda de Gaitas “El Gaitero”, de
Villaviciosa.
-El cuadro
Oficialmente el Festival del
Arroz con leche comienza el mismo domingo, a las diez de la mañana como cité antes
y concluye con el fallo del ganador por parte del jurado popular. Sin embargo,
tras charlar con algunos locales, la preparación de esta peculiar festividad
comienza mucho antes y viene dado por la
creación del cuadro que se entregará al primer premiado del concurso y que
además es el motivo principal del cartel.
Subo al barrio de El Vallín, el
más alto de la capital, donde allí me cito con el pintor cabranés SantosMonestina.
Sentados en el porche de su casa,
disfrutando de las vistas y del verde asturiano, me cuenta su inspiración y su
motivo para el cuadro de este año. Suele siempre basarse en el paisaje de la
zona. Algo más tarde comenzó a retratar su paisanaje y últimamente se ha
atrevido hasta con temas de arte contemporáneo y basado en la cartelería. Este
año simplemente se fijó en el propio día de la festividad, en lo que se cuece
(nunca mejor dicho) en los momentos previos a la misa y procesión del santo,
hito central de las fiestas de todo el fin de semana. En el alféizar de todas
las ventanas del pueblo brillan las bandejas de arroz con leche al sol y fresco,
a la vez, que mayo trae por estas tierras. “Todas las casas sacan en fuentes el
arroz con leche recién hecho a enfriar a la ventana, ¿qué hay más
representativo que eso para hacer una cuadro acerca del concurso?” me explica.
Continua diciéndome que, como guiño al Festival, la tarrina pintada en el
cuadro es la oficial y homologada por la organización para presentar a
concurso: “obviamente las que se ponen a enfriar son mucho más grandes. Las
comidas el día de la fiesta se hacen en familia y con estas fuentes tan pequeñas...
¡no daría ni para media persona!” asegura Monestina entre risas. Cabe destacar
los nada despreciables 16 cm de tarrina, donde perfectamente, bajo mi parecer,
puede postrear una persona.
-Los orígenes.
Me dirijo después de la
entretenida tertulia a mi siguiente cita. Laureano Corrales me abre las puertas
de su casa en calidad de amigo, sin embargo, a sus espaldas lleva la ilustre
insignia de ser uno de los precursores del Festival y acérrimo defensor de las
fiestas. Es además cofrade mayor de la Cofradía del Arroz con Leche, que me
cuenta, fue fundada recientemente, hace dos años, ante el imperativo de
solidificar en forma de hermandad esta pasión por el postre.
Desde sus inicios en 1979,
Corrales ha estado siempre presente en la organización del Festival (y mucho
antes de las Fiestas Patronales). En su condición de administrativo del
ayuntamiento comenzó con el entonces alcalde Joaquín Lloris esta idea surgida
en la mesa de uno de los bares de pueblo (como tantas otras maravillosas
ideas). “Este postre fue siempre no solo elaborado, sino mimado y querido por
todas las mujeres del pueblo. Desde luego, la calidad de aquellos arroces con
leche era excepcional, teníamos que hacer algo” me cuenta.
De aquí surgió la idea primigenia
de realizar esta festividad, sin embargo, les faltaba el día en la que
colocarlo. Esta idea surgió “al momento”, tendría que ir fechado como culmen de
las fiestas del pueblo.
A partir de aquel año y hasta hoy
día, los segundos domingos del mes de mayo se juntan en la capital cabranesa
los mejores arroces con leche que se puedan encontrar en los más amplios
alrededores.
Noticia de la TPA de la vigésimo novena edición del Festival, en 2008:
Noticia de la TPA de la vigésimo novena edición del Festival, en 2008:
-La Cofradía.
Fue en el año
2012 donde el alcalde de Cabranes, Alejandro Vega, insinuó la creación de una
entidad que divulgara el postre asturiano por excelencia y, por extensión, este
pequeño concejo del centro de Asturias.
No fue hasta
el 2014 donde esta gestación llegó a su fin. Enfundándose sus capas marrones color
canela fabricadas con lana del concejo y su sombrero de ala con una rama de
esta especia y una cuchara de madera en la cinta que rodea al mismo,
inauguraron el I Gran Capítulo de la Cofradía del Arroz con Leche de Cabranes.
Las diecisiete cofradías asturianas existentes acudieron a la invitación de la
nueva anfitriona y desfilaron con ella hacia la casa del pintor Monestina para
la recepción del cuadro que se llevaría el primer premio del festival. Este
acto que se viene repitiendo desde entonces.
Ha llegado el
domingo, el día grande, el día del Festival. El sol reluce y hasta los más
escépticos opinan que es gracias al paraguas colocado en el árbol. La plaza del
pueblo donde se sitúan las tarrinas concursantes cada vez se llena un poco más.
La banda de gaitas caldea el ambiente ya animado por el mercado y los primeros
“vermuteros”.
Según las
estimaciones este año han asistido al Festival unas tres mil quinientas
personas que abarrotaron el pueblo. Este número se ve reducido con respecto a
otros años, fundamentalmente debido a otras festividades de mayor tamaño como
la Feria de la Asunción en Oviedo.
A partir de las
11 de la mañana el jurado popular, inscrito en los meses previos, prueba las
ochenta y una tarrinas presentadas este año. Según su propio criterio y con las
tablas de puntuación que la organización les facilita, tendrán que catar diez
muestras por juez para elegir al nuevo ganador. Una vez acabado el tiempo la
cata queda abierta a todo el curioso que quiera realizar su propio juicio o que
quiera atacar a la cazuela con menos arroz con leche (como comprobé luego, la
ganadora).
Antes de este
fallo se llevó a cabo el pregón a cargo del geólogo Jaime Izquierdo, de Piloña,
un concejo vecino. Destacó Izquierdo en sus palabras que “el mejor arroz con
leche del mundo, el que marca el canon exacto del gusto, el que reúne todos los
matices de sabores combinados y texturas es el de casa”. También recalcó la
importancia de una educación alimenticia de los niños para que amen la tierra y
reivindicó el futuro del campo asturiano, apuntando que “en algún momento de
nuestra historia alguien trajo un recurso de fuera -el arroz- y después alguien
lo combinó con un recurso de dentro -la leche-. Esa es la paradoja que debe
animarnos a preparar en Asturias el futuro en las nuevas relaciones entre campo
y ciudad”.
Tras entregar
religiosamente mi participación con la inestimable ayuda de Esther Palacio que
me ayudó a prepararlo, no me pude alzar ni con el cuadro ni con ninguno de los
otros nueve premios que se otorgan. Sin embargo sí pude probar las de todos mis
contrincantes para coger el experto paladar que se necesita de cara al año que
viene. Sin duda me voy de Cabranes con un muy buen “sabor de boca”.
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